viernes, 25 de mayo de 2012

Preparándonos para la Segunda Venida De Cristo


Preparándonos para la Segunda Venida De Cristo


Mateo 3:3 3Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.

Tenemos que hacer memoria y recordar lo acaecido en los tiempos de la primera venida del Señor, tomando en cuenta la premisa apostólica encontrada en Ecl. 1:9 9¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.

Entonces podemos decir que los acontecimientos que se registraron en la primera venida, son los mismos que se concretarán en su segunda venida.

En éste versículo tres Mateo no describe tres aspectos que debemos tomar en cuenta.

1. VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO
Lo interesante de éste pasaje es que Dios estaba interesado en hacer llegar su voz a las multitudes de Israel, quería apercibirlos que la venida del Mesías estaba cerca. Hay que recordar que en ese tiempo había muchos grupos predicando esta verdad en las plazas, calles, y lugares públicos; además de sinagogas y lugares cómodos para recibir las doctrinas de grupos como los fariseos, saduceos, herodianos, etc. Lo que llama la atención es que la boca profética por la que Dios iba a hablar era por la de Juan, llamado más tarde el bautista, por el bautismo de arrepentimiento que después practicó en el río Jordán.

Pero asombra que Dios no llevó a Juan a lugares públicos ha pregonar esta verdad, de la venida del Mesías, sino al desierto.

Como estrategia de evangelización no parece la mejor, ya que parecía una locura, comenzar a predicar a la arena y al vacío del desierto. Sin embargo el Señor nos quiere mostrar que la mejores estrategias de evangelismo es tener: el llamamiento de Dios, la preparación de Dios en lo secreto, la Palabra revelada de Dios y ser enviado. De ahí no importa la distancia que haya que recorrer, ni la incomodidad del lugar, si hay un buen local o no, esto es secundario. La gente con hambre y sed de Dios buscará el lugar donde haya un ministerio así como el de Juan. La gente necesita la presencia de Dios, ya los lugares, locales, son las añadiduras, desde luego que no debemos descuidar.

Ahora bien, el desierto es un lugar donde escasea el agua, y los seres que moran en el desierto son reptiles y animales de rapiña. Esto es una figura de cómo se encuentra hoy en día el mundo. Quizá la tecnología ha acrecentado, que hoy tenemos ciudades modernas, con todas las comodidades del glamour urbano, sin embargo el pecado hace ver en lo espiritual al mundo como un desierto, apoderado por el pecado y la maldad. Con una tremenda ausencia de agua, es decir Palabra de Dios, y Espíritu Santo.

Y es al desierto donde manda Dios a los ¨Juanes¨ contemporáneos, nos envía a pregonar la gloria del Retorno de nuestro Rey de reyes. A gente que vive en sus hogares la ausencia de la presencia de Dios, y que por ignorancia a la Palabra de Dios viven en desiertos espirituales.

Es tiempo de pregonar la verdad bendita que Jesús viene pronto, y antes que venga podamos ir a las aguas de su Palabra y Espíritu, sonde vamos a encontrar lo que sacia el alma, lo que restaura, regenera, cambia, bendice. Y convertir los desiertos en lugares de fragancia, así como la Tierra que en el principio estaba desordenada y vacía, pero a través de la Palabra y del poder del Espíritu fueron regenerados, hasta terminar en un lugar de delicias, en un Edén. Así hoy pueden terminar hogares y vidas destruidos por el pecado, en lugares de bendición a través de su Bendita Presencia. Esto nos lleva a concluir que no importa cuanta desgracia haya en el interior de un hombre, o de un hogar; cuando se le da lugar al arrepentimiento e invocar el auxilio de Dios, Él hace llegar su Palabra y Poderoso Espíritu, para restaurar, regenerar y bendecir.

2. PREPARAD EL CAMINO DEL SEÑOR
Cuando Juan pronunciaba esta palabra, hablaba del camino para llegar al corazón, ya que muchas personas tenían un camino escabroso y accidentado, había complejos de superioridad en algunos, en otros había una baja estima, rocas de dureza, raíces de amargura y de impureza. Lo cual tenía que allanarse para que cuando viniese en la primera venida el Mesías Jesús encontrara una calzada allanada y hubiese cabida en los corazones; esto una vez más se repite. El Mesías viene pronto y tenemos la obligación de preparar hoy nuestro corazón, superando todos estos aspectos antes mencionados para que cuando el venga seamos honrrados con su Parusía, y no ser desechados de su presencia, 1 Jn. 2:18 18Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.

La escritura ordena que lo alto se baje, es decir que todo orgullo, soberbia, altivez y argumento que se levante en contra del conocimiento de Dios sea quitado, quizá sea bueno analizar el título que Dios nos al declararnos reyes Ap. 1: 5, ya que muchos comparan el concepto de realeza que tiene el sistema del mundo con el concepto de realeza al que Dios se refiere dándole así cabida a un espíritu de orgullo, de soberbia y altivez. El Señor descartó el concepto del mundo en Luc. 22:24-27 24Hubo también entre ellos una disputa sobre quién de ellos sería el mayor. 25Pero él les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; 26mas no así vosotros, sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. 27Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Más yo estoy entre vosotros como el que sirve. Jer. 50:31-32 31He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tu día ha venido, el tiempo en que te castigaré. 32Y el soberbio tropezará y caerá, y no tendrá quien lo levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré todos sus alrededores. Prob. 21:4 4Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y pensamiento de impíos, son pecado.

La escritura ordena que lo bajo suba, es decir las personas que tienen una baja estima, que hablan mal de si mismas, que desean ser como otras personas, que piensan que son feas, etc. Todos estos sentimientos de inferioridad, provocan problemas para ellos y para los que les rodean, ya que son inseguros, celosos, difamadores, tímidos, les cuesta obtener un trabajo, desenvolverse, dependen de alguien más, etc., 1 Sam2:8 8 El levanta del polvo al pobre, Y del muladar exalta al menesteroso, Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor.

3. ENDEREZAD LAS SENDAS
Enderezar las sendas nos habla de los aspectos doctrinales. Regularmente la doctrina del  Señor siempre ha sufrido deformaciones, cuando los rehmas se convierten en doctrina. O cuando nos salimos del modelo revelado por el Espíritu Santo en la Palabra logos, es decir la Biblia.

En todos los tiempos Dios le ha ordenado y otorgado a los hombres los parámetros a seguir. NO deja nada a la invención de los hombres, por ejemplo en el tiempo de Noé Dios se encargó  de darle el diseño y las medidas a Noé del arca. Lo único que debía hacer Noé era seguir dichas instrucciones y ser fiel al diseño. Si Noé hubiese cambiado un centímetro las medidas, o cambiado el diseño el arca se hubiese hundido, lo que hizo invencible frente a la hecatombe de ese tiempo al arca, era que el arquitecto fue Dios.

Debemos volver a la estructura apostólica y profética abandonando los mandamientos de hombres, las tradiciones paganas, las costumbres importadas del mundo a la iglesia y quedarnos con la pureza de lo enmarcado por la Escritura, para que la calzada preparada al Señor en la parusía la encuentre recta. En la Biblia tenemos el modelo, y diseño de lo que Dios quiere para nuestras vidas. No le agreguemos o le quitemos al modelo de Dios y jamás sucumbiremos a las batallas de nuestra vida. En conclusión: velemos por cumplir bien nuestro llamamiento de predicar en los lugares donde no hay presencia de Dios, rechacemos cualquier levadura de orgullo o inferioridad y sigamos con obediencia lo que el Señor nos manda en su Palabra.

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