Como
aprendimos en el estudio pasado sobre las siete invitaciones que el Padre nos
da a través de David, ahora estudiaremos las siete invitaciones que el mismo
Señor Jesucristo nos da a cada uno de nosotros.
NOS INVITA A PESCAR HOMBRES
Mt. 4:19
Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
La
primera invitación que recibimos de nuestro Señor Jesucristo es la de
convertirnos en pescadores de hombres, es decir, de llevar gente a la salvación
eterna; recordando que somos nosotros (su Cuerpo) los que en la dirección del
Espíritu Santo estamos continuando la obra de buscar lo perdido para salvación
eterna.
No
olvidemos que como el Buen Samaritano además de invertir tiempo por los
moribundos sin Cristo debemos llevar el vino (llenura del Espíritu), el aceite
(unción), las vendas (cobertura) y los denarios (recursos económicos) para la
obra del evangelismo a la cual nos han llamado.
Este
samaritano aprovechó su profesión para ganar un alma valiosa para Dios, así
nosotros debemos entender que hemos sido colocados en lugares claves y
estratégicos por Dios para encontrarnos con gente religiosa, moral, ética,
exitosa y prospera; pero necesitada de salvación y del contacto con Jesucristo.
Hemos sido enviados donde encontraremos gente contradictora, inmoral, corrupta,
etc. Pero igual necesitada de conocer el amor de Dios, su gracia y perdón.
Trabajemos para que ese propósito se cumpla y lo hagamos bien.
NOS INVITA A REPOSAR
Mt. 11:28
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Algo
que debemos entender todos los que estamos en la fe es que para nosotros no son
los afanes, ni la ansiedad, desesperación o estrés. Nosotros estamos llamados a
vivir vidas tranquilas. Para lograr esto debemos entender que la paz es interna
y esto gracias a que tanto Él como su Palabra moran en nosotros. Por lo tanto
nuestra paz no puede ser turbada en ninguna manera por las cosas externas. De
otra manera no podríamos vivir en paz y reposo porque siempre hay asuntos
externos que nos son adversos, ya sea el tiempo, el trabajo, las
responsabilidades, los compromisos, la salud, etc.
A Jesús
no le turbaba nada de lo externo porque la paz de Él así como debe ser la
nuestra dependía de lo que poseía adentro, tal es el caso en que la barca casi
se hunde por los embates de la potestad que se había levantado en contra de la
barca con una fuerte tormenta, a pesar de esta crisis Él no se turba,
sigue durmiendo como si no hubiese algo afuera de muerte.
Jesús
sabe que aunque esté dormido nada puede hacer el enemigo contra la barca pues
no es la barca quien lo protege sino que al revés la barca era invencible
porque Él estaba dentro de la misma, cuando entendemos que la empresa no es la
que nos sustenta sino nosotros a ella, cuando entendemos que incluso el mundo
es bendecido por mi estancia en la tierra y no yo dependo de la tierra,
entonces reposo, descanso y nada externo me aflige al final todo colabora para
bien de los que le amamos.
NOS INVITA A LAS BODAS
Mt.
22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados:
He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido
muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
En el
caso de Israel de quienes en el contexto se habla en este pasaje, ellos reciben
la invitación para ser testigos oculares de las bodas del Cordero, algo
maravilloso de lo cual el escritor de hebreos escribe de la iglesia es que
hemos recibido una mejor herencia que los del Antiguo Pacto, y una de ellas es
que no nos están invitando a ser testigos de las bodas sino a ser la Esposa del
Cordero, 2 Cor. 11:2 Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo
esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo.
Solo
recordemos que para llegar a ese altar de comunión debemos mantener nuestra
vida en obras de justicia, en la misericordia, en la humildad, en el perdón
y amando a nuestro Señor con todo el corazón. Ya que estar en la boda
como esposa es un galardón exclusivo de vencedores.
NOS INVITA A HEREDAR EL
REINO
Mt.
25:34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
Como
todo en el evangelio que comienza de adentro para afuera, así la heredad del
reino comienza de adentro para afuera, lo primero que el Señor quiere
devolvernos en el Reino es nuestra alma, ya que de ella ni siquiera la voluntad
o libre albedrío era nuestro; ya que nuestra voluntad era subyugada por
las tinieblas, aunque decíamos que hacíamos lo que queríamos la verdad es que
éramos marionetas de las tinieblas. Por eso lo primero que debemos tomar es el
dominio de nuestra alma, que desde luego incluye la mente, emociones,
sentimientos y voluntad.
Luego
la bendición de una familia rendida a Jesucristo, como le dijeron al carcelero
de filipos, cree tú y se salvará tu casa, es parte de la herencia del
reino.
Parte
de la herencia es gozar de salud divina y si la hemos perdido recuperarla por
los medios que Él nos guíe a tomar, que puede ser de manera sobrenatural o
utilizando algún medio como médicos y medicamentos.
Luego
ser bendecido con medios económicos suficientes para nunca mendigar ni nosotros
ni nuestra simiente en todo el tiempo de nuestro peregrinaje. Ya que Él bendice
la mano del diligente, Él se complace en los que trabajan pues uno de los
atributos de nuestro poderoso Dios es que Él trabaja, Jn.
5:17 Y Jesús les respondió: Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo
Trabajo.
Parte
de tomar como heredad el reino es que nos convertimos en parte importante y
clave para sus propósitos y asuntos de su reino en la tierra, a través de los
dones y talentos que ha depositado los podemos multiplicar, ministrarlos con
unción y que gracias a ellos las almas por las cuales Él dio su vida sean
alcanzadas por su gracia.
De esa
manera podemos bajar como aquella escalera que vio Jacob el reino del cielo a
la tierra y transportar adoración de la tierra a los cielos.
Parte
de la herencia y lo más importante es que estando en este estado actual de
humillación podemos vivir como si estuviéramos en el cielo disfrutando su
hermosa presencia, podemos gozar de su dulce y poderosa voz, de su unción, de
su Gloria. Somos la generación desde el pentecostés que podemos entrar
confiadamente a su recámara secreta, somos los “Moiseses” contemporáneos
que podemos entrar en la nube y hablar cara a cara con Dios.
NOS INVITA A VACACIONAR
DESPUES DE JORNADAS EXAUSTAS DE TRABAJO
Mcs. 6:31
Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un
poco. Porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aun tenían
tiempo para comer.
Aunque
el Señor sabía que quedaba poco tiempo para su partida (recordemos que el
ministerio de Jesús fue sólo tres años y medio), después de trabajar con
diligencia con sus discípulos decide vacacionar, apartarse a descansar, esto
prueba que aunque su Venida está cerca y que debemos trabajar para su Reino,
debemos tomarnos tiempos con nuestra familia para descansar.
Desde
luego que los días de vacaciones son permitidos al trabajador, no así al
perezoso o haragán que no trabaja para su Reino.
Una
premisa que debemos tener todos los que amamos las almas es que aunque Jesús
planificó el viaje para descansar, cuando llega al lugar de reposo encuentra
una multitud esperándole y con los discípulos tuvo que suspender las vacaciones
por amor a los necesitados de su poder y trabajar para el reino de su Padre,
claro todos estaban unánimes y dispuestos a esto. Bienaventurada la familia que
se une para engrandecer el Reino de Dios.
NOS INVITA A SU MORADA
Jn. 1:39
Les dijo: Venid y ved. Fueron, y vieron donde moraba, y se quedaron con Él
aquel día; porque era como la hora décima.
Cuando
los discípulos de Juan deciden cambiar de discipulado y seguir a Jesús, Jesús
les pregunta qué buscáis, ya que es importante que todos los que decimos
buscarlo nos hagamos esa pregunta. La respuesta fue contundente, ya que
reconocemos que eres un ministro del Espíritu enviado por el Padre queremos tu
casa, necesitamos tu morada.
Cuando
Jesús vio su sinceridad los invitó a su casa, debemos entender que cuando
tenemos claro el motivo que nos mueve seguirlo, y cuando reconocemos por
revelación su grandeza Él nos invita a su intimidad, solo que recordemos que
antes de llegar a la casa celestial debemos llegar primero a la que tiene aquí
en la tierra la cual es su iglesia, Heb. 3:6
pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos
firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza.
Él nos
invita a su casa de la tierra que son las congregaciones con ministerios del
Espíritu, para luego llegar a su casa La Jerusalén Celestial.
Cuando
los pastores entendemos debemos esforzarnos por llevar las congregaciones más
que a seguir esquemas y formatos tradicionales de los hombres, en verdaderas
casas, es decir que las ovejas se sientan en casa, en confianza, entre
hermanos, considerando al pastor como su padre y no su verdugo, o gerente, o
dictador. No debemos crear de las congregaciones empresas, o lugares donde se
da la apariencia que estamos en un destacamento militar, o en la inquisición
romana.
NOS INVITA A COMER
Jn. 21:12
Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a
preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor
Desde
que nos invita a abrirle la puerta del Espíritu, Él nos habla de cena. Lo que
quiere decir es que está muy interesado en nuestra dieta, solo recordemos que
nuestra comida debe ser su Palabra, el rehma del Espíritu, hacer su voluntad y
terminar las obras que preparó desde antes de la fundación del mundo para que
ejecutáramos en su poder y unción, Jn. 4:34
Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe
su obra.
Asistamos
con denuedo a estas siete invitaciones, recuerda es el Hijo de Dios el que te
está extendiendo estas siete invitaciones.
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