Como
hijos de Dios debemos estar pendientes de todas las invitaciones que el Padre
le ha hecho a su pueblo Israel a través del Dulce Cantor de Israel (David)
entendiendo que Israel es solo una sombra de la Iglesia de Jesucristo. Y que
estamos en el tiempo profético de restaurar el Tabernáculo de David, y reparar
sus ruinas para que el resto de los hombres busque a Dios. Estas invitaciones
se nos hacen como pueblo privilegiado y no podemos despreciar ninguna de ellas.
INVITADOS A ESCUCHAR LA
PALABRA QUE NOS MINSTRA TEMOR A JEHOVÁ
Sal.
34:11 Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré.
La
palabra que ministramos en las congregaciones debe llevar la instrucción para
que nuestras ovejas o discípulos puedan caminar en el temor a Jehová
entendiendo que el temor a Jehová es necesario para apartarse del mal.
Ecl.
12:11 Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos
hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor.
La
predicación de la palabra en las congregaciones del Espíritu debe clavar o
crucificar al hombre viejo, debe crucificar la carne para que caminemos en el
Espíritu y no satisfaciendo las obras de la carne, y debe quedarse implantada
en la carne como el aguijón de una abeja para que no nos olvidemos del temor a
Jehová en los momentos de tentación o prueba.
A veces
los acontecimientos de juicio a los carnales de la congregación sirven para que
el temor de Jehová llegue a la iglesia y tiemble ante su presencia antes de
entrar a la tentación, Hech. 5:11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y
sobre todos los que oyeron estas cosas. Cuando la
iglesia entiende que estamos delante de un Dios que es aparte de ser amor fuego
consumidor podremos caminar en santidad.
INVITADOS A VER SUS OBRAS
Sal.
46:8 Venid, ved las obras de Jehová…
Estamos
invitados a ver las obras de Jehová, sus maravillas en nuestras vidas, no
olvidar los momentos de disciplina que ha venido a nuestras vidas cuando nos
hemos apartado de su Palabra (Dt.9:7), y no
olvidar los beneficios recibidos en su gracia y amor (Sal. 103: 2).
INVITADOS A TESTIFICAR SUS
BENEFICIOS
Sal.
66:16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho
a mi alma.
Estamos
invitados a contar a otros las maravillas que Él ha hecho en nuestras vidas, ya
que somos testigos de su poder y restauración que pueda beneficiar a la gente
que no conoce al Señor, recordemos que Pablo en tres ocasiones oportunas
testificó la manera cómo fue alcanzado por la gracia de Dios, y el rey
Nabucodonosor dio testimonio a las naciones de su conversión de bestia a hombre
convertido y espiritual y cómo al clamar a Dios y reconocer su grandeza él fue
restituido en su genética.
INVITADOS A ALABAR A
NUESTRO SEÑOR
Sal.
95:1 Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de
vuestra salvación. 2 Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.
Somos
invitados para aclamar que es una especie de grito, a cantar y a expresar el
júbilo con libertad, sólo los salvos que hemos experimentado la eximición del
infierno podemos expresarnos así como David lo invita a hacer y que nos mostró
el día en que el Arca llegó a su casa.
INVITADOS A ADORAR Y
POSTRARNOS DELANTE DE ÉL
Sal.
95:6 Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro
Hacedor.
Una de
las formas más sublimes de adoración es cuando ponemos nuestro rosto en el
suelo reconociendo su Majestad, recordemos que los veinticuatro seres vivientes
lo primero que hacen es arrojar las coronas delante de Él, dando a entender que
todo logro obtenido es tan solo por su gracia y no por méritos propios ya que
Él es la fuente de todo don perfecto y sabiduría. Luego los ancianos se postran
colocando sus rostros en el suelo en sublime reverencia a sus atributos.
INVITADOS A OFRENDAR PARA
QUE HAYA SUSTENTO EN SU TEMPLO
Sal.
96:8 Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrendas, y venid
a sus atrios.
Bien
dice la Escritura que cuando nos presentemos delante de Él lo hagamos con algo en
las manos, para Dios es muy importante que nos despojemos del fruto de nuestro
tiempo y trabajo para que podamos mostrarle en la fe que reconocemos que es Él
la fuente de nuestra provisión, no porque Él necesite algo sino porque es el
medio que Él instituyó para hacer llegar la prosperidad a nuestras vidas.
Recordemos que debemos dar limosnas para las necesidades de los pobres, viudas,
huérfanos y desempleados de la congregación, ofrendas para el sostenimiento de
los enceres de la congregación, diezmos para el sustento de los ministros y
primicias para santificar el resto de la masa que vamos a recibir durante el
año que nuestros granero sean llenos.
INVITADOS A SERVIRLE
Sal.
100:2 Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con
regocijo.
Recordemos
que todos los hijos de Dios somos parte del Glorioso Cuerpo de Jesucristo y que
en dicho cuerpo no existen miembros ociosos que no tengan una función para
edificar, es por tal razón que debemos ir caminado y avanzando para conocer
cuál es nuestra función y área para edificar a los demás, 1Cor.
12:28 Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego
profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que
sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.
Desde luego
mientras descubrimos la función específica debemos trabajar en donde la
autoridad nos delegue, esto le sucede hasta a un médico que para poder llegar a
ejercer su carrera específica de ocuparse en la salud de los cuerpos primero
tuvo que aprobar cursos que no tenían nada que ver con su profesión, tales
como, educación física, música, etc. Pero que si no las aprobaba no podía
llegar a la meta específica.
Después de haber
analizado las siete invitaciones que Dios nos hace a través del rey David la
pregunta es a cuántas de ellas vas a participar, se podrá dar el lujo el hombre
de desechar como lo hicieron aquellos invitados a las cenas a despreciar la
invitación del Padre. Que el Señor nos permita asistir puntuales a las siete invitaciones.
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