viernes, 25 de mayo de 2012

Los Dos Descensos del Espíritu Santo


Los Dos Descensos del Espíritu Santo


Cuando mencionamos dos descensos, nos referimos al primero que tuvo lugar en Mt.3:16. Donde desciende Dios Espíritu con mansedumbre como paloma. Y el segundo que narra Hech.2:1-4, en donde desciende con poder, con estruendo violento como el fuego. Notemos que el primero es pacífico y el segundo es violento.

Si somos acuciosos en esto, podemos ver que la naturaleza del Espíritu Santo es la misma que la del Verbo, quien tiene igual dos descensos, uno pacífico, manso y humilde. Donde viene a salvar lo que se había perdido, como un cordero. Y el segundo el cual está en espera, vendrá como León, para ejecutar juicio y venganza sobre sus enemigos. El primero es pacífico y el segundo es violento.

EL DESCENSO COMO PALOMA
Mateo 3:16 16Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.

En esta ocasión el Espíritu baja a llenar un vaso de la complacencia del Padre, quien era Jesús. Y como en el espíritu y alma humano de Jesús no había pecado, ni poseía maldad, ni un ápice de tinieblas, no violentó absolutamente nada. Todo fue pacífico. Todo fue en mansedumbre. Lo impresionante de esto es que Jesús ya llevaba treinta años viviendo en la tierra, bajo el régimen de la Ley, que era un régimen establecido para mostrarle al hombre lo bajo de su naturaleza.

Rom.7:14 14Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.

Y por tal razón ningún hombre había podido agradar a Dios en la Tierra.

Que bendición admirar a Jesús con naturaleza humana, siendo tentado en todo lo que un hombre común  puede serlo, y que lo hallen irreprensible, sin pecado, y sin contar con el auxilio del Espíritu Santo. Es por eso que en el Jordán el Padre complacido, grita a los cuatro vientos lo agradado que se sentía por El. Por fin había un hombre bueno, santo, agradable, y amante de la presencia de Dios en la Tierra.

Por tal motivo al descender en la humanidad de Jesús no hay resistencia, ya que el diablo no tenía parte en El.

Jn.14:30 30No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí.

EL DESCENSO COMO LLAMA DE FUEGO
Hech.2:1-3   1Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.

En este segundo descenso el Espíritu Santo baja por primera vez a morar en los hombres, aparte de Jesús.

Jn7:38-39 38El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. 39Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

Lo increíble es que sobre los hombres que viene a morar a diferencia de Jesús, son personas con naturaleza caída, y personas a las cuales les están pidiendo como requisito para recibir al Espíritu creer en Jesucristo,  ya que la perfección de Jesús nadie la tiene.

Y no se les pide otro requisito porque sobre los hombres que desde Hechos de los Apóstoles capítulo dos desciende, son personas con áreas de pecado, fortalezas en el interior de maldad, ataduras, como lo podemos ver en los once discípulos que siguieron a Jesús y estaban presentes en el aposento alto, unos cuantos días atrás se ven desertando de la fe, uno de ellos Pedro, lo había negado, Tomás no creía en la parusía del Señor, otros dos van de regreso a Emaús, pensando que Jesús no era el Mesías, etc. En fin todos estos discípulos fueron restaurados durante los cuarenta días de apariciones secretas que el Señor tubo, luego de resucitar. Y a pesar de eso tenían embotada la mente ya que vemos en el última dialogo que tienen con el Señor, le preguntan sobre la restauración de Israel para ese tiempo, cuando estaban a unas cuantas horas de presenciar el surgimiento de la Iglesia de Cristo, que era el nuevo proyecto que Dios en su soberanía quería implantar.

Entonces el Espíritu Santo desciende esta vez a conquistar, a tomar como Poderoso Guerrero el interior de los hombres, interior que está minado, está en posesión de áreas de pecado, así como Josué el guerrero, entra a la tierra prometida pero la encuentra habitada, es la tierra de la promesa, pero hay que derrotar a los enemigos de Jehová, con sus murallas, altares y ejércitos aguerridos, y así ahora el Espíritu al entrar a nuestras vidas, encuentra muchas áreas de maldad, y de pecado, pero entra con violencia, entra con su Santo Poder, y entra para conquistar.

Por eso en este tiempo del Espíritu Santo, su área de batalla y de accionar, no es en la Tierra, ni lo es el sistema del mundo, sino su área de accionar es dentro de los hombres que han creído en Jesucristo, y lo han recibido como su Señor y dueño de su vida. El Espíritu viene con poder para tomar el alma del hombre y regenerarla hasta que esté totalmente conquistada para el Señor, y algún día el Padre, por dicho trabajo, pueda gritar desde los cielos que somos sus hijos amados en los que El se complace. Y cuando esto se cumpla en cada uno de nosotros el espíritu dirá consumado es.

Hay que resaltar que el Espíritu no está interesado en este tiempo en restaurar el sistema del mundo, o el planeta Tierra, ya que eso ya se ensayó en el capítulo uno de Génesis, dónde el espíritu se movía sobre las aguas de éste mundo que estaba desordenado y vacío, restauró Dios la Tierra, dejándola preciosa, pero el hombre que puso estaba sujeto al probatorio de  fidelidad, y desde la caída del hombre hasta nuestros días, dicho ser se a encargado de destruir la Tierra. Probándole Dios al hombre que el problema no está en el Cielo, ni en la Tierra, sino en el interior del hombre. Entonces ahora Dios va a arreglar primero al hombre y luego la Tierra.

El Espíritu comienza esta obra en los hombres, revelándoles su condición pecaminosa, Jn. 16:8 8Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Revelando también la condición de condenación eterna, y mostrándoles la necesidad de un  Salvador, mostrando que el Único que puede limpiar toda la inmundicia practicada en el pasado es Jesucristo mediante el poder de su Sangre, Col. 1:14 14en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Y que dicha limpieza es gratuita, es decir por gracia, ya que todo está pagado para que el hombre pueda reconciliarse con Dios, Rom. 2:8-9 8Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9no por obras, para que nadie se gloríe. Lo único que Dios pide entonces es, arrepentimiento, Hech. 3:19 19Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados. Creer en Jesús como salvador, confesar con la boca y creer con el corazón que Jesucristo es el Hijo del Dios, e invitarle a que entre en al corazón, Rom. 10:9 9que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 10Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Todo esto da lugar al inicio del largo proceso de regeneración hasta que el hombre alcance la estatura del varón perfecto y la plenitud de Cristo.

A éste inicio se le llama nuevo nacimiento. Y aunque es una bendición grande haber experimentado dicha gloria, no lo es todo sino solo el inicio de un largo proceso, hasta llegar a la imagen de Jesucristo, Rom. 9:29 29Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

Esta es la razón por la cual el Espíritu Santo descendió en Pentecostés con violencia, y como lenguas de fuego, ya que todo esto es una conquista, pues cuando nacemos de nuevo, sufrimos un arrebatamiento horizontal, del reino de las tinieblas, al Reino del Hijo Amado. Col. 1:13.

Y sigue la conquista para reducir a la impotencia todas las obras de la carne, Rom. 8:13 13porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.  Habiendo destruido ligaduras, Is. 10:27 27Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción. Lazos ancestrales, 1 Ped. 1:18-19 18sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, 19sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación. Produciendo liberaciones de demonios. Guerreando contra potestades que pelean desde los aires, etc.

Pero estamos convencidos, que quien comenzó la buena obra en nosotros la perfeccionará hasta el día de Cristo. Fil.1, 6.

Por tanto en el primer descenso nos bendijo al guiar y conducir a la victoria al obediente Jesús, hasta la resurrección. Y en el segundo descenso bendijo a los pecadores a quienes después del arrepentimiento nos va a guiar y conducir a la victoria de nuestros enemigos, hasta alcanzar la transformación de nuestros cuerpos a la semejanza de El.

Entonces lo que debemos hacer es simple, someternos al poderoso Espíritu Santo, rendirnos a su guianza, dejarnos instruir en la voluntad de Dios para nuestras vidas, seguir las instrucciones dadas en las Sagradas Escrituras, sujetarnos a los ministerios del Espíritu,  Dejar que la Palabra nos limpie, es decir morir a nosotros mismos, dando lugar a la obra de Dios en nosotros.

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